El cangrejo de mármol es producto de una rara mutación de acuario. La especie apareció hace unos 25 años y hoy prolifera.
Si te gustan las historias raras, entonces la evolución del extraño cangrejo de mármol te asombrará, pues lo que los científicos han descubierto parece de ciencia ficción. Estos crustáceos se clonan a sí mismos, no necesitan sexo para reproducirse. Todas son hembras.
Lo más sorprendente es que los cangrejos de mármol son el resultado de una mutación que se remonta a solo 25 años atrás. Esta mutación disparó una reproducción tan veloz que es muy probable que en pocos años ya no quede rincón alguno en el planeta sin que exista este espécimen.
Nueva especie de cangrejo
Frank Lyko, un biólogo del Centro Alemán de Investigación del Cáncer, lleva unos 5 años estudiando al cangrejo marmóreo que mide unas seis pulgadas de largo. Encontrar las especies y estudiarlas no supone ningún esfuerzo: las consiguen en los ríos y en tiendas de mascotas de Alemania, donde son muy buscadas.
Lo más insólito es que antes de 1995 no existían, y hoy se han diseminado por gran parte de Europa. En Madagascar fueron introducidos en el 2007 y ya hay millones de estos cangrejos.
De los acuarios al mar
Los marmorkrebs, como también se les llama, se volvieron muy populares en los acuarios en Alemania después de 1995. En aquel entonces, un aficionado a la cría en peceras comenzó a regalarlos por lotes, pues un solo cangrejo se reproducía por cientos.
Los científicos confirmaron en el 2003 que estos crustáceos estaban clonándose y que todas eran hembras. En el 2013, Lyko y sus colegas secuenciaron el genoma completo del prolífico cangrejo de mar, que ya se había extendido por lagos y arroyos en la República Checa, Hungría, Croacia y Ucrania, en Europa, y después en Japón y Madagascar.
El equipo descubrió que la especie había evolucionado desde un solo cangrejo de riachuelo, el Procambarus fallax, propio de Florida y Georgia. Desde una pecera surgió la extraña mutación que hace que el marmóreo induzca sus propios huevos y herede copias idénticas de sus tres conjuntos de cromosomas.
En diciembre del 2017, Lyko y sus colegas la declararon como una especie propia, denominándola Procambarus virginalis.