Todos los animales, especialmente los pequeños, tienen formas de defenderse y evitar que los depredadores acaben con su población. Las ranas están presentes en todos los continentes excepto la Antártida y, además de ser la pesadilla de mucha gente que les teme, son especialistas en el arte de protegerse.
Las ranas son anfibios, es decir que al principio de su vida están en el agua y tienen branquias, y luego desarrollan pulmones. Parece un sistema muy complicado, pero les ha permitido mantenerse en el planeta desde hace más de 100 millones de años y sobrevivir a la gran extinción que acabó con los dinosaurios.
Entre los mecanismos de defensa de las ranas están el camuflaje, piel venenosa, la velocidad y la resistencia a un amplio rango de temperaturas.
Hay ranas que ni siquiera se pueden tocar
Las selvas de América, África y Asia están llenas de un grupo de especies de ranas cuya principal característica es el poderoso veneno que su piel segrega. Casi todas miden entre 3 y ocho centímetros de largo y, por suerte, se alejan cuando divisan a algún depredador.
Sin embargo, a veces optan por quedarse quietas, haciendo notar a su enemigo que es venenosa. ¿Cómo? Casi todas estas ranas tienen colores muy brillantes en su piel, destacándose colores como el amarillo, naranja, rojo, y azul brillante. Para un animal de mayor tamaño es una advertencia muy clara del peligro que corre si se la come.
Este veneno puede ser suficientemente poderoso como para matar animales grandes, y los indígenas del Amazonas lo saben: las capturan y usan el veneno para untarlo en la punta de las flechas de caza.
Pero también hay ranas como la del Titicaca, que se protege ubicándose en un punto en el que no tiene depredadores naturales. Esta rana vive en las gélidas aguas del lago Titicaca, entre Bolivia y Perú, que se encuentra a 3 mil 800 metros de altura.
Otras ranas viven bajo tierra y así son indetectables para sus enemigos.
Y también hay ranas que no se pueden ver
Hay ranas que son especialistas en el arte del mimetismo: llevan colores y diseños que las disimulan contra su hábitat natural. La tiene un aspecto idéntico al de una hoja seca, así nadie intenta comérsela. Otro tanto hace la rana musgosa de Vietnam, que imita perfectamente al musgo sobre el que vive.
Pero también hay otra técnica: crecer. La rana Goliat mide 35 centímetros, lo que la hace una difícil presa, a menos de que el cazador sea un animal bastante grande.
Pero algunas ranas pequeñas, como la arcoiris de Madagascar, imitan este método llenándose de aire, con lo que triplican su tamaño normal.
Con todo, sus métodos no las protegen de la cocina francesa, donde se comen ancas de rana.