La mayoría de la gente sabe lo que es un insecticida: un líquido que se esparce en aerosol por los rincones del hogar para mantener a raya a algunas plagas.
Estas plagas generalmente son insectos, aunque también afecta a otros animales pequeños como arañas, ciempiés y criaturas semejantes.
Los insecticidas son especialmente importantes en los países tropicales, donde la humedad y el permanente calor son un caldo de cultivo perfecto para que proliferen insectos de todo tipo. Son típicas las escenas de personas angustiadas ante la presencia de una cucaracha o de moscas y mosquitos, transmisores de cientos de enfermedades
¿El veneno provoca dolor a los insectos?
Los insectos no cuentan con un sistema nervioso como el de los humanos, lleno de sensores de presión y temperatura por todas partes, que son las causas más comunes de dolor, ni tienen un cerebro tan desarrollado como el de otros animales como para procesar las señales de dolor.
De modo que los insecto, sus primos arácnidos y artrópodos en general no conocen el dolor tal como lo conocemos otros animales.
Por otra parte, mientras los antiguos insecticidas mataban al animal por envenenamiento progresivo y lento, los insecticidas domésticos modernos penetran en el cuerpo del animal y le impiden a las neuronas hacer sinapsis, al bloquear sus receptores de impulsos.
En resumen, el insecticida desconecta el sistema nervioso del insecto, con lo cual éste deja de controlar (y de sentir) las partes de su cuerpo hasta que sobreviene un colapso total del pequeño organismo.
¿Otros animales también se mueren?
Sí. Los insecticidas no distinguen entre animales amigables y dañinos o entre amigos y enemigos, así que envenenan todos los organismos que estén cerca.
Mientras que animales grandes como humanos o perros suelen soportar bien la exposición al insecticida, las mascotas más pequeñas no lo resisten como ocurre con hamsters, aves y peces. En el caso de estos últimos es fundamental tapar los acuarios antes de rociar el químico.
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