Para unos son sinónimo de diversión, pero para otros suponen el más puro terror. Ese miedo se llama coulrofobia y afecta a casi un 2% de la población mundial.
Además, ha sido un tema explorado con fruición por los escritores y cineastas del género del horror, como Stephen King y su célebre Pennywise, el payaso asesino de It (1990), o Los payasos asesinos del espacio exterior (1988), entre muchísimos otros.
¿Por qué temer a los payasos?
Especialistas en el tema de la coulrofobia aseguran que este miedo irracional a los payasos se fija durante la infancia, período en el que las personas están más propensas al contacto con los payasos, y es característico de esas etapas tempranas, aunque logra también manifestarse excepcionalmente en adolescentes y adultos.
La razón de dicho miedo apunta al carácter siniestro del payaso, cuyo rostro adquiere rasgos inusuales o grotescos en un cuerpo usualmente normal, y también a la interacción con el payaso, que suele darse en términos de franca indefensión de parte de los niños, ya que sus padres los empujan al contacto con lo que suponen es una fuente de alegrías y diversión.
Incluso, ciertos estudios norteamericanos revelan que la mayoría de los niños en hospitales se sienten inquietos si hay muchos dibujos de payasos en las salas de pediatría, prefiriendo en cambio la decoración con motivos de animales.
Los payasos van en descenso
Tal vez tenga que ver con esto el descenso mundial registrado desde el siglo XX en el oficio del payaso. El número de inscritos en la Sociedad Mundial del Payaso ha decrecido considerablemente, y el oficio es hoy en día considerado algo un poco vintage, vinculado al mundo circense que casi nadie ya considera con nostalgia, en el mundo hiperestimulado de las pantallas y los videojuegos.
En conclusión: no es nada inusual sentir miedo por los payasos. ¿Conoces a alguien que sufra de coulrofobia?