Mark Zuckerberg nos presenta a Jarvis, lo que quiere convertir en una inteligencia artificial sencilla que sirva, en un principio, para controlar su propia casa.
El joven creador de Facebook, se toma muy a pecho sus propósitos de año nuevo. Aprender el chino mandarín, conocer personas diferentes e interesantes diariamente o leer dos libros al mes son algunos de ellos y los ha cumplido y compartido en la red social para demostrar su compromiso con el crecimiento personal y proponer un modelo a seguir entre sus seguidores.
Su propósito para el año 2016 era diseñar una inteligencia artificial sencilla, que sirviera para controlar su propia casa: un mayordomo virtual inspirado en el célebre Jarvis, entidad artificial que administra el traje del personaje Iron Man, propiedad de Marvel Cómics.
A poco menos de una semana para que acabe el año, Jarvis parece estar ya funcional. Zuckerberg puede hablar con él a través de su ordenador y teléfono para controlar las luces, la temperatura, el reproductor musical y las cámaras de seguridad de su hogar.
Jarvis es capaz de distinguir a los miembros de la familia, aprender de sus preferencias y patrones conductuales como haría un mayordomo cualquiera.
Esto representa varios avances en el campo de la inteligencia artificial, como los que implica la comprensión del lenguaje verbal, el reconocimiento facial y del tono de la voz, y, más importante aún, la capacidad de aprender: de almacenar la experiencia y utilizarla para resolver problemas futuros.
Hogares más conectados
El primer paso en el cometido de Zuckerberg fue conectar todos los dispositivos de su casa a una única red. Algo aparentemente tan sencillo se convirtió en uno de los procesos que más complicaciones trajo consigo, según reconoce el propio programador en su entrada en Facebook, pero era clave para el modelo de gestión de hogar que Jarvis representa.
Así, antes de siquiera comenzar a producir los algoritmos de la inteligencia artificial, debió escribir un código para todos y cada uno de los dispositivos conectados, puesto que tienen lenguajes y protocolos diferentes: un altavoz Sonos, un televisor Samsung o una cámara Nest son dispositivos que solo obedecen al mando o aplicación que les da órdenes, que en este caso debía ser remplazado por el propio Jarvis.
Era necesario que todos los mecanismos pudieran ser orquestados mediante de un único ordenador conectado a la Internet. Ya esto representa un avance importante en el diseño de los hogares del futuro.
Sin embargo, la mayoría de electrodomésticos no cuentan con conexión a Internet. Así que Zuckerberg se vio obligado entonces a adaptar cada uno y hacer posible la interconexión. La idea era que, por citar un ejemplo, su tostador se encendiera y bajara la rebanada de pan a través de una única instrucción realizada desde el computador.
«Necesitamos más dispositivos conectados y que la industria desarrolle APIs y estándares que permitan a los dispositivos hablar entre sí», concluyó el joven empresario estadounidense luego de conquistar este proceso.
La IA que está en ciernes
Zuckerberg dedicó más de 100 horas a programar Jarvis durante el año, hasta convertirlo en un sistema que puede aprender rutinas básicas y llevar a cabo muchas de las tareas cotidianas de su hogar. Sin embargo reconoce que, incluso si hubiera invertido miles de horas más en ello, su sistema seguiría sin ser verdaderamente inteligente. Es decir, Jarvis no es capaz de aprender por sí mismo.
«En cierta manera, la inteligencia artificial está más cerca y más lejos de lo que imaginamos. Está más cerca de realizar cosas más trascendentes de lo que la gente piensa, como conducir por nosotros, ofrecer tratamientos a enfermedades o descubrir planetas.
Estas cosas cambiarán el mundo, pero todavía estamos intentando saber qué es la inteligencia realmente», explica Zuckerberg en Facebook.
Respondiendo a uno de sus lectores, el ejecutivo explicó qué es la inteligencia artificial para él y, por lo tanto cuál es el cometido fundamental de este tipo de iniciativas: «Esa es la gracia de la inteligencia artificial. Es casi magia. Llamamos inteligencia artificial a lo que no podemos comprender todavía. En cuanto lo hacemos, se convierten en simples matemáticas».
Habrá que esperar algún tiempo más todavía para contemplar esa magia hecha matemáticas.