¿Sabías que los ácidos de nuestro estómago tienen el poder de corroer rápidamente una lámina de metal? Entonces, ¿cómo no devoran nuestro propio estómago?
El poder letal de los jugos estomacales se debe al ácido clorhídrico que destruye los alimentos y fulmina los microorganismos que pueden enfermarnos. Si no fuera por la mucosa estomacal que se encuentra en la parte interna del estómago, y que lo protege, otra sería la historia.
Pero como sabemos, nuestro cuerpo es un máquina casi perfecta, por lo que esa mucosa, que se regenera frecuentemente, cuenta con un exclusivo antiácido que proporciona bicarbonato natural para repeler el daño.