Antes de que existieran las calculadoras y los ordenadores, los científicos y matemáticos recurrían a algunos métodos que te sorprenderán.
A lo largo de la historia, muchos científicos y matemáticos como Newton, Laplace, Euler o Gauss se vieron en la necesidad de efectuar cálculos muy complejos antes de que se inventaran las calculadoras. Y lo mismo debió ocurrirles a Pitágoras y Arquímedes en la antigüedad, por ejemplo, entre muchos otros.
Calculadoras humanas versus tecnología actual
¿Cómo crees que conseguían realizar los cálculos más complicados? Sin duda, la mayoría de ellos eran excepcionalmente hábiles calculando de memoria, y no hay duda de que todos sabían lo que se hacían anotando los cálculos sobre un papiro, pergamino o un papel. Sin embargo, para no perder el tiempo calculando y avanzar más rápidamente en las investigaciones, muchos optaban por contratar a otra persona que se encargara de efectuar los cálculos.
Es probable que Pitágoras contara con la ayuda de sus numerosos discípulos, aunque no hay pruebas de ello. De lo que sí existe documentación es de que, durante los 200 últimos años del siglo XX, fue muy corriente en el ámbito científico el trabajo de «calculadora humana». ¿No te parece increíble?
Afortunadamente, la aparición de los ordenadores supuso una revolución para la tecnología, la ciencia y para la calidad de vida de las personas. La evolución de la tecnología ha agilizado todos los procesos y las tareas que eran más tediosas ahora se realizan con un clic. Por ejemplo, podemos efectuar la facturacion en linea desde cualquier dispositivo y obteniendo resultados al instante, ahorrando tiempo y esfuerzos. Esto es lo que ofrece el software de contabilidad de Miskuentas, que realiza los cálculos por ti y los almacena en la nube para facilitar la automatización de procesos. Desde su página se pueden descargar sus programas de facturación y contabilidad y probarlos durante 15 días.
Las Computadoras de Harvard: mujeres brillantes que nadie recuerda
Respecto a las calculadoras humanas, David Alan Grier explica en su libro Cuando las computadoras eran humanas que estas personas se dedicaban a efectuar cálculos para científicos y algunas instituciones. La mayoría eran mujeres, cuyo objetivo era acceder al mundo científico, pero se les denegaba debido a su sexo y quedaban relegadas a desempeñar tareas más ingratas. Al evolucionar la tecnología fueron sustituidas por computadoras.
Henrietta Swan Leavitt es uno de los ejemplos más relevantes. A principios del siglo XX trabajó en el Observatorio del Harvard College junto a otras mujeres brillantes. Realizaban una jornada laboral de siete horas al día y seis días a la semana por unos 25 centavos cada hora. Fue Henrietta la descubridora del criterio que permitía calcular la medida del Universo, aunque los científicos que la habían contratado se llevaron todo el mérito: Edwin Hubble y Edward Pickering. George Johnson contó su historia en el libro Miss Leavitt: La historia no contada de la mujer que descubrió cómo medir el universo.
Las mujeres que contrató el director del Observatorio del Harvard College, Edward Pickering, se encargaban de procesar y calcular datos de estrellas. Algunas de ellas se habían graduado en astronomía, pero cobraban menos que un oficinista de la época sin formación. Estas mujeres son conocidas como las «Computadoras de Harvard», aunque la comunidad científica de aquel entonces las llamaba de forma despectiva el «Harén de Pickering».
Libros de referencia y artilugios de cálculo
Para simplificar los cálculos también se elaboraron libros de referencia, en los cuales solo había que consultar los cálculos que ya se habían realizado con anterioridad y estaban allí recopilados. Por otra parte, no podemos dejar de mencionar los artilugios de cálculo antiguos: el ábaco fue inventado en Mesopotamia hace unos 4.700 años, y el Mecanismo de Anticitera se encontró en una isla griega y, aunque es mecánico, está considerado como el primer ordenador ¡del siglo I antes de Cristo!