Solo unos pocos afortunados han podido ver en directo este maravilloso fenómeno de luces de colores que iluminan el cielo nocturno.
Quienes han pasado temporadas en zonas muy cercanas al Polo Norte, como partes de Canadá, Groenlandia, países escandinavos o el norte de Rusia, han podido observar este espectáculo en el que el cielo para un enorme mar de luces en movimiento.
La humanidad ocupó tempranamente las zonas del norte y por eso la Aurora Boreal es conocida desde hace mucho, pero el fenómeno también se presenta en el Polo Sur, como reportaron luego los exploradores que se aventuraron a las cercanías de la Antártida. En el sur, se conoce como Aurora Austral
Un gran choque de energías interplanetarias
La aurora boreal es un maravilloso espectáculo de luces, de particular hermosura, dado que las enormes luminiscencias, que pueden ocupar gran parte de la cúpula celeste, además se mueven formando largas líneas de color.
Pero científicamente hablando, se trata de un acto de defensa. La atmósfera terrestre nos protege de todas las radiaciones que provienen de otros cuerpos celestes, incluyendo los rayos dañinos del Sol, que serían mortales sin su protección.
La Tierra produce sus propias radiaciones; entre ellas el magnetismo al que llamamos gravedad. Así que la atracción terrestre forma una capa invisible de energía llamada magnetosfera y todo lo que entra en su campo se ve atraído hacia el centro del planeta.
Cuando el viento solar, lleno de partículas con enorme carga magnética, choca contra nuestra magnetosfera, la reacción de éstas partículas es similar al encuentro de dos corrientes de agua, que forman una estela. En este caso, la estela es luminosa y por eso se percibe claramente en las noches polares.
Si deseas observar personalmente las auroras, entre septiembre y marzo se ven mejor en el hemisferio norte, mientras que de marzo a septiembre en el sur.
El color depende de los elementos presentes
La aurora puede mostrarse en cualquiera de los colores del espectro de la luz, y el color que adopte depende de la concentración de nitrógeno, oxígeno u otros elementos presentes en la atmósfera.
Aunque parezca un fenómeno incontrolable, los humanos hemos aprendido a usar las propiedades de los gases y el electromagnetismo para producir luz y color: las luces de neón y otros gases que dan diversos colores aprovechan el mismo principio que las auroras boreal y austral, se excita a las moléculas de los gases con una corriente eléctrica y se obtiene luz.
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