A nuestros perros les hemos entrenado para comportarse y que sean aceptados, pero la sociedad les excluye. Necesitamos ciudades más amigables para ellos.
Hemos enseñado a nuestros amigos caninos a sentarse, a dar la pata, a no ladrar cuando les pedimos silencio y a estar a la expectativa ante cualquier extraño. En líneas generales, a los perros los hemos entrenado para comportarse, para que puedan ser aceptados por la sociedad.
Seguro que te sientes orgulloso cuando le pides que haga un truco frente a tus amigos y él obedece. Recibe los aplausos de todos y hasta gestos de cariño.
Pero es injusto que a ese mismo animal, al que acaban de aplaudir y llaman el mejor amigo del hombre, se le impida estar junto a su amo en un restaurante, se le obligue a viajar en una jaula, y tenga que tolerar que en la mayoría de los lugares coloquen carteles con grandes letras rojas que dicen: “No se permiten perros”. ¿No te parece?
Hay que adaptar la ciudad
¿Qué sentirías si vas caminando por la ciudad y ves un cartel de “no se permiten humanos”? Eso es lo que deben sentir nuestras mascotas cuando están obligadas a quedarse sin su amo.
Si incorporamos a los perros en nuestra vida diaria, entonces la ciudad también debería incorporarse a las necesidades de nuestros amigos peludos, con más espacios para ellos, sin las vallas que los separan de los humanos. Sería una ciudad ideal.
Sin discriminación
Seguro que te habrás encontrado en los últimos días con locales donde les colocan bebederos, una iniciativa digna de aplaudir, e incluso ya hay hoteles donde aceptan que los perros duerman con sus amos y tiendas de ropa que permiten su entrada. Necesitamos una ciudad más amigable para ellos, y si tú también aportas tu granito de arena no será difícil conseguirlo.
Lo cierto es que es imposible encontrar un cartel de “no se permiten humanos”, pero lo que sí puede llegar a ser una realidad es que la ciudad asuma el significado de la tan repetida frase «el perro es el mejor amigo del hombre», y que al fin les permita compartir los espacios junto a sus amos.